El anuncio realizado la semana pasada por el Gobierno nacional para licitar nuevas bandas que permitirán el desarrollo en el país de la tecnología de cuarta generación (4G) en telefonía celular, cambiará el futuro del sector.
Mientras el Estado define los detalles de los pliegos de licitación, que podría significar ingresos por hasta u$s2.000 millones para las arcas nacionales, ya apura las primeras pruebas técnicas para comenzar a instaurar la nueva tecnología.
Fuentes del Ministerio de Planificación ya adelantaron que en los próximos sesenta días en Formosa y Santiago del Estero se realizarán las primeras pruebas de 4G, gracias a la instalación de fibra óptica y la creación de diez empresas y cooperativas, junto al apoyo de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (Arsat). Asimismo, se destacó desde esa cartera que el servicio llegará a esas provincias antes que a la región metropolitana.
Los especialistas indican que con la tecnología 4G en funcionamiento, la red de datos mejorará y ofrecerá altas velocidades en aquellas zonas donde este nuevo servicio esté disponible. Desde Planificación explican que esta distribución de frecuencias va a permitir tener disponibles 380 megas para la telefonía móvil, que es duplicar el nivel actual de capacidad de transferencia de datos. La nueva asignación de espectro a la telefonía móvil lleva a la Argentina por encima de la media, a la altura de Chile, sólo por debajo de Brasil y Colombia, tres países que ya tienen licitadas frecuencias para servicios de 4G. “Los beneficios de las telecomunicaciones son amplios y podemos resumir que incrementan la eficiencia de las operaciones en el mercado y en sus diferentes servicios ayuda a las industrias a incrementar su productividad”, explican en el organismo.
Hay numerosos estudios que permiten dimensionar la importancia de las telecomunicaciones en el desarrollo de una Nación. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), que es el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación, concluye que las telecomunicaciones incrementan considerablemente la eficiencia de las actividades económicas, comerciales y administrativas; mejora la efectividad de los servicios sociales y de emergencia, al igual que distribuye de un modo más equitativo los beneficios del desarrollo y crecimiento económico.
En este sentido existe consenso internacional respecto de que las inversiones para la expansión de las telecomunicaciones son esenciales, no sólo para el crecimiento sino también para mantener la competitividad en una economía global basada en la información.
En ese contexto, el Estado argentino emprendió, a través del Plan Nacional de Telecomunicaciones, una serie de políticas de gran gran magnitud para el desarrollo de las telecomunicaciones. Iniciado con la recuperación del espacio radioeléctrico en 2004 que antes se encontraba bajo el control de la empresa privada Thales Spectrum, una situación que correspondía a la excepción más que a la regla, en el sentido de que en la mayoría de los países del mundo la regulación del espacio radioeléctrico la ejerce el Estado nacional.
La medida, anunciada días atrás por los ministros de Economía y Planificación Federal respecto de la atribución de nuevas bandas de espacio radioeléctrico, logrará el desarrollo en Argentina del servicio de telefonía móvil para las denominadas redes 4G y el remanente de las 3G.
Esta estrategia le permitirá a los operadores utilizar la infraestructura tecnológica donde los servicios se optimizarán entre las distintas empresas locales existentes, incluyendo a Arsat, a las que se invitó a participar.